Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado




tita merello


Tita Merello
LA MUJER QUE ESTA SOLA Y ESPERA
UNA NOTA DE FERNANDO ESPI

INCONTROVERTIBLE.. . ni sus detractores, ni sus admiradores pueden disminuir, ni aumentar, la arrasadora fuerza de su talento, que por misterios congénitos está sabiamente mezclado a una personalidad que es: huracán, dentellada, brisa y ternura. Nadie en nuestro mundo artístico, tan fascinante, tan cruda, tan salvaje, tan buena... y tan sola. Y no hay que extrañarse, ni buscar causas a esta soledad interior de Tita Merello; es el lógico precio por haber nacido para cumplir un destino de eje y símbolo. Ante la absorción candente de Tita Merello actriz se ha consumido Tita Merello mujer . .. No podía ser de otra manera. Miles la admiran, muchos la aman, pero nadie podría soportar en el calor de la intimidad y del amor la catarata multicolor de su personalidad. Tita Merello se apoya sobre sí misma, parece tener la triste alegría de saberse hombro, amparo y mano abierta al consuelo y la confidencia.. . Por eso, Tita Merello está sola, sola de toda soledad, recta rígida, hendida y desafiante en ese inmenso desierto que es para ella su fama. Por eso muchos dicen que es egoísta, petulante. Y que no puede hacer otra cosa que ser ella misma... Y por esto —pienso y siento— es que ha llegado a ser única, a ser: ¡Tita Merello!
Mientras la escucho, pinturas, sopletes, fundas, juegan al desorden.. . Tita está en su nuevo departamento, y entre los dos saltan sin cronologías las preguntas y las respuestas:
—¿Satisfecha, con el suceso logrado por “Amorina”?
—Artísticamente, en lo que a mi trabajo concierne, sí. Creo que es una de mis mejores labores... Lo demás pertenece por partes iguales a todo el equipo que intervino.
—¿Cree usted que esta película llenará la expectativa despertada por la unión fílmica de usted y Hugo del Carril?
—Las recaudaciones extraordinarias dicen que sí... El resto lo juzgará el público y la crítica.
—¿Por qué aceptó repetir en cine un éxito de teatro?
—¿Por qué. . . por qué. . . por qué? Podría decir, porque me gusta repetir éxitos. Además muchas obras de teatro han sido llevadas al cine...
—Pero generalmente interpretadas por otros actores... ¿No le parece que “Amorina” no tiene fuerza cinematográfica?
—Eso no lo puedo considerar yo . . . Debíamos hacer en principio “Los ídolos”, un tema vigoroso, pero cuestiones de adaptación lo impidieron. Los productores me hablaron de “Amorina” y acepté con gusto.
—Se está considerando muy a menudo que usted repite la psicología de sus personajes... Más claramente, que su estilo interpretativo da casi un juego similar en casi todas sus labores. No se pone en duda su capacidad de actriz, sino su tendencia a un tipo de mujeres siempre apasionadas, siempre violentas, dispuestas al grito y a la histeria... ¿Qué nos diría al respecto?
—¡Que no es una verdad! Entre la mujer de “Mercado de Abasto”, y la Carancha de “Los isleros”, como ejemplo, y las señoras de “Deshonra” y “Amorina”, existe una notable diferencia. Puede que haya personas que vean en mis labores no al personaje en sí, sino a Tita Merello... De esto sí que nada puedo decir. Puedo cambiar mis reacciones, modularlas, introducirme en mis heroínas con facilidad y vivirlas con totales diferencias... Mi mímica cambia, mi voz cambia, mis movimientos cambian.. . Mi fisonomía, mi cara es un producto atávico. Si hay quienes confunden mi cara de Tita Merello... con las vicias que vivo en la escena o en el cine... ¡Que siga la confusión!.
—Como usted es uno de esos seres a quienes se odia o se ama..., en ambos casos gratuitamente, nos cabe la pregunta des de el bando de los que la aman: ¿Es verdad que se hizo usted cirugía facial, porque no se resigna a admitir el lógico paso de los años?
—¡No me resigno a nada! Si con todas las trampas, los engaños, las desilusiones las “cerdadas” (es una manera elegante de defender a esos adorables animalitos productores del delicioso jamón) que he recibido en mi vida, me hubiera resignado, ya estaría muerta. Me he “planchado” la cara por tres razones: renovación fisonómica o nueva carucha para el cine; ganas lógicas de sentirme más bonita, y la tercera porque... sí: ¡porque me dio la gana! Sí, por eso... porque es de imaginar que la única que no tiene derecho a rejuvenecerse es la Merello. Y hay que ver lo contenta y agradecida que le estoy al doctor Beau por este “capolavoro”.
—Tita..., ¿cree usted haber tenido suerte en el amor?
—¡Ay, amor, cómo me has puesto! He tenido éxito en el amor. . . : suerte en amor, prefiero no haberla tenido. Suerte significa casualidad. .. y no me ha gustado nunca enamorarme por casualidad. He amado mucho e intensamente y gracias a este maravilloso sentimiento he aprendido a comprender, a respetar y a ser fuerte, muy fuerte. También el amor me ha enseñado a saber... que el amor puede llegar a ser una soledad compartida y a intuir a esta altura de la vida que el amor está en todas partes y que necesita de la soledad para poder amar mejor... Todo esto parecerá un juego de palabras..., pero hay seres como yo que han nacido para ser una especie de “muro de los lamentos”. En realidad, esto a veces me pone triste, pero conmueve saber que uno puede darse y darse, sin esperar recompensas. . . También sé que muchos dirán: ¡Mirá la Merello cómo se hace la intelectual!
—Cuéntenos algo de sus visitas a una guardería de niños...
—Ah. . . maravillosos. Los visito, los ayudo en lo que puedo, y un rato con ellos me compensa ampliamente de muchas barrabasadas adultas...
—¿Retornará a la televisión?
—¡Retornaré! Pese a quienes dicen que no tengo nada que hacer allí. Tengo tres ofertas, que estudio con cuidado, sin prisa.
—¿Y su próxima temporada de teatro?
—La estoy preparando, pero no puedo darles datos concretos aún. Lo que sí les digo es que me he comprometido para hacer una comedia ligera, picante y cómica, dirigida por Daniel Tinayre. Tampoco he leído el libro, ni conozco el elenco.
—¿Cree usted que hacer fotonovelas... es perder prestigio artístico?
—¡Zas! ¿Otra más? ¡Abran la valija y muestren las prendas! Hago fotonovelas porque considero que es un medio de trabajo atractivo y popular que en nada puede desprestigiarme. Grandes actrices y grandes actores las han hecho y las siguen haciendo. Como verán, soy “fotonovelera”, a mi gusto, y además tengo una sección muy exitosa en la que contesto cartas de amigos que me piden solución a sus problemas.. . No, no es un consultorio sentimental, como puedan quizás hacerlo pasar. Creo que estoy en edad y que tengo experiencia para dar una manita a los demás. .. ¿No?
—¿Y que hay del galán incógnito, con el cual iba a viajar a España?
— ¡Ja, ja! Ni tengo, por ahora, plata disponible para ir a España, ni ninguno de mis galanes ha sido nunca incógnito. .. No, viejitos... Cuando me enamoro, muestro a mi amor a cara limpia, porque me enorgullezco de él. De modo que éste es otro de los tremendos “bolazos” que me cargan. ¡Cómo estoy de moda este año!
—Y ahora... ¿Cómo ve Tita Merello mujer a Tita Merello actriz, y viceversa?
—Son íntimas. .. Se pelean solas, se muerden solas, se quieren mucho y se ayudan mucho, también lloran y se divierten, muy juntitas. Eso sí a fuerza de franqueza; solamente nos engañamos en las pesadillas y en los sueños... ¿Ven.. . como siempre necesitamos un poco de la soledad? Pero de todos modos, les aseguro que las dos Merello son muchachas ¡macanudas!

-recuadro en la crónica-
¡COMO PASA EL TIEMPO!
Hace unos días me presentaron a un señor, regordete él, con las sienes canosas él y con el centro del cerebro sin hebras capilares. Un hombrecito de edad abultada. Lo primero que me dijo fue: —¿Recuerda al Pibe X? —Le dije que no. Entonces siguió diciendo: —¿Recuerda la temporada del París? ¿Recuerda las revistas de tal año? ¿Recuerda el estreno de “La fuga”? ¿Recuerda aquella noche en aquel restaurante? —Bueno, me trajo al tapete parte de mi vida artística... Yo contesté a todo que sí, aunque la intriga me crecía por saber adónde iría a parar... Para finalizar: —¿Recuerda al Pibe X? — ¡No! —le contesté de nuevo. —Bueno, el Pibe X soy yo. —Me quedé helada, y para entrar en calor le retruqué: —¿Ah, sí? Entonces yo... ¿quién soy? ¿Matusalén? —No, si hay personas que no tienen sentido del tiempo... Después dicen que las actrices no tenemos edad. ¡Vaya con el cuento!

Revista Platea
31.03.1961

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