Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

martin fierro al árabe
"MARTIN FIERRO" FUE TRADUCIDO AL ARABE
Por BERNARDINO FERNANDEZ
NUESTRO inmortal poema gaucho “Martín Fierro” vuelve a ser motivo de especiales comentarios en el mundo literario. Un joven periodista sirio, Yauad Jorge Náder, emprendió hace varios años la difícil tarea de traducirlo al idioma árabe; y al ser terminado y dar a conocer su trabajo, nos movió para conocerlo y al mismo tiempo felicitarlo. Con ese fin nos allegamos días pasados al Pueblito de Lourdes, refugio de paz y sosiego de este infatigable traductor de la Biblia Gaucha y de cuantiosos motivos y narraciones gauchos.
Yauad Jorge Náder se nos reveló, con las primeras palabras que cambiamos, como un periodista sagaz, inquieto y afable. Conocedor de la misión que traíamos, nos allanó el camino, y la tarea se nos presentó solucionada casi, pues a las primeras preguntas dejamos correr el lápiz con su descripción de cómo inició la traducción al árabe del poema gaucho.
—En casi todos los idiomas cultos del mundo ha sido traducido el "Martín Fierro”, y los pueblos de Europa conocieron y entendieron al gaucho de las pampas argentinas, la forma de pensar y actuar de este hombre de campo, consubstanciado con el medio ambiente.
—¿Usted veía antes de emprender la traducción —le interrumpí— que existía afinidad de pensamiento con el campesino árabe?
—En cierta manera sí, pues no cabe duda que donde mayor similitud encuentra su espíritu y las variadas costumbres, es en el mundo árabe. Se ha dicho, no sin razón, que la misma fuerza telúrica del alma del sirioarábigo ha sido trasplantada a la pampa argentina. Me imagino que fué cuando España, enfrentada con la difícil tarea de poblar estas tierras vírgenes, reclutó de las regiones reconquistadas por Isabel la Católica hombres que aun tenían muy arraigadas las formas del vivir cotidiano de una raza que estuvo a punto de dominar a Europa. Como ustedes ven. todas estas circunstancias me indujeron a emprender la traducción del “Martín Fierro”, mi más caro anhelo desde que comencé a querer a esta tierra.

VIDA DEL PERIODISTA Y ESCRITOR
—Un día del año 1928 —prosigue Yauad Jorge Náder—, guiado por un constante afán de viajar y conocer mundo, arribé a esta noble tierra. Venía de Siria, un país que, si bien lejano por su ubicación geográfica, no era desconocido aquí, donde se han arraigado innumerables compatriotas míos. Tenía entonces 17 años y un deseo enorme de que mi inquietud literaria tomara las formas que había soñado. Y, a pesar de no hablar este hermoso idioma, hallé rápidamente trabajo, pues el conocimiento del francés me abrió las puertas para el aprendizaje del castellano. Periodista, luego, en el diario siriolibanés, descubrí que la senda de mi vocación iba abriéndose lentamente, al punto que traduje mis pensamientos en algunos libros, que obtuvieron amplia difusión en los medios intelectuales.

UNA DEUDA DE GRATITUD
Con sonrisa de hombre apacible, Náder continúa explicando la similitud que hay entre la literatura gaucha y la árabe.
—En mis ratos de ocio leía poesías camperas de autores argentinos. Y a medida que me perfeccionaba en la lengua criolla, notaba más y más semejanza con todo lo relacionado con mi tierra. Se me ocurrió traducir algunas poesías al árabe con resultado halagüeño y de estos primeros ensayos pasé a los de mayor envergadura.
—¿Maduraba ya en su mente, señor Náder, la traducción del “Martín Fierro”?
—Era mi gran deseo, una deuda de gratitud que debía a este país. Nadie lo había intentado anteriormente, y convencido que el mundo árabe lo recibiría con unción por las sorprendentes afinidades del gaucho con el campesino sirioarábigo, intenté el esfuerzo.
”A este respecto quiero hacer una aclaración especial. Se supone equivocadamente como lo han reflejado algunos periodistas que me entrevistaron, que al hablar del campesino árabe involucramos al beduino. Pero el gaucho llevó siempre una existencia libre, no sojuzgada a la comunidad, en tanto que el beduino o nómade sirio dependía más de la cabila o tienda de campaña y, por ende, de su familia. Este vive en tribu, cambiando de lugar constantemente. El gaucho, en cambio, aunque no acostumbraba afincarse definitivamente en un lugar, nada tenía que ver con una tribu. Verdadero pionero de nuestras pampas, llevo a ellas su personal filosofía de la vida, su intrepidez, la fidelidad y proverbial generosidad, acompañado por sus dos inseparables amigos: el caballo y la guitarra. A ésta le arrancó los más bellos motivos melodiosos y su pingo le dió el aprecio y los adornos que todo hombre da a un ser muy querido. La semejanza entre el beduino y el gaucho es más bien el dominio que ejercen sobre el medio natural en que actúan. El primero, con su “kizarre”, la guitarra del gaucho, le canta también a la vida, a la naturaleza misma, todas sus alegrías, sus penas. Es ahí donde son más similares estas dos figuras ya casi legendarias. Ambos aman la poesía. El trabajo que he emprendido no lo he realizado empleando la forma poética típica y exclusiva de la poesía árabe, sino a la manera occidental, para evitar tropiezos y lograr una mayor fidelidad.
—¿Encontró dificultades por la disimilitud del idioma?
—Hay expresiones que no se pueden traducir literalmente, como, por ejemplo, asado con cuero. La palabra boleadora, desconocida para los árabes, la sustituí por onda, u onda con piedras. Hubo otros vocablos a los que hallé el equivalente preciso: antramilla, que la reemplacé por la palabra “chalfat”. Los sirios designan y la emplean para limpiar la hoja del arado. Otras, debieron quedar tal cual el original, como chajá, que aunque voz quichua, es similar a una árabe.
Generalmente la terminología árabe se ajusta perfectamente a la expresión gauchesca en lo relativo al caballo y las costumbres de los hombres de campo.

AÑOS DE INTENSA LABOR
—¿Qué tiempo le demoró este trabajo, señor Náder?
—Casi siete años de continuo bregar, cotejando palabra por palabra. A medida que avanzaba en la obra, más me superaba. Hubo vacilaciones, pero entonces optaba por descansar, y cuando transcurría un tiempo, volvía a él con mayor energía. Así lo fui rehaciendo varias veces hasta lograr el grado que, a mi modesto entender, es casi perfecto.

SU ACTIVIDAD FUTURA
Yauad Jorge Náder ocupa actualmente en la legación siria en Buenos Aires las tareas de secretario, y como uno de los fundadores de la Asociación Cultural Siria también desempeña el mismo cargo en dicha asociación. Sin embargo, y a pesar de su múltiple actividad, siempre halla tiempo pan dedicarlo a su vocación literaria.
—¿Tiene proyectado algún plan de intercambio cultural entre ambos países, señor Náder?
—Me he arrogado un implícito derecho, después de mi trabajo con “Martín Fierro", en el aspecto cultural entre éstos dos pueblos amigos y del cual podría surgir el factor que tanto ansió, y que es mi más caro deseo: el intercambio cultural mediante obras árabes traducidas al castellano y su divulgación en América y la traslación de obras-argentinas al idioma sirioarábigo. Cuento para esta empresa con el aporte incondicional de la Asociación Cultural Siria y la de todos mis compatriotas. Pero lo esencial para mí, en estos momentos, es publicar mi traducción del “Martín Fierro”. Más de 70 millones de árabes la recibirán con sumo interés, ansiosos por conocer las costumbres del gaucho di? estas pampas argentinas, arquetipo que aun vive en el alma de cada paisano, de cada trabajador rural.
Y así Yauad Jorge Náder, joven y dinámico periodista y escritor, se ha convertido en el primer hombre de letras que paseará la figura de nuestro gaucho del “Martín Fierro” por el legendario Oriente, en los melodiosos poemas del inmortal José Hernández.

Revista Mundo Argentino
23.02.1955

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