Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado


zulma faiad


ZULMA FAIAD

AL finalizar el año que se fue, todos los que seguíamos de cerca la vida de Zulma Faiad, hacíamos votos para que el que se iniciaba la compensara de los momentos aciagos sufridos en el amargo año 66. Operaciones quirúrgicas de urgencia debieron rescatarla del peligro por que atravesó su vida en más de una ocasión. Su prometido, el galano Melchor Arana, había sido motivo de las crónicas policiales, dejando un sedimento agrio, en lo que debiera ser el remanso dulce en donde debiera descansar su vida de artista en permanente labor frente a la platea. Hasta un accidente automovilístico se sumó a la fatigosa lista de acaeceres tristes que entorpecieron los pasos triunfales de la estrella. Y para rematar, justo donde más duelen los ver daderos dolores, su espíritu se encontró de pronto frente al vallado de incomprensión que le tendió su propia familia, al apartarla casi de su afecto, en la cerrada oposición hacia el hombre que nunca se aleja de su lado.

¿Y?...

Corría el mes de enero, cuando llegaron a nuestros oídos voces que alentaban la esperanza de una realidad en la vida pasional tan contradictoria de la “vedette”. Zulma Faiad se casaba... Cuando requerimos de labios de los propios interesados la verdad, sólo una cantidad de evasivas nos pusieron en posesión del panorama real: ellos se aman, pero el casamiento está muy lejos de sus posibilidades. .. ¿Por qué?...
En cada uno de los reportajes y notas que debimos realizar con motivo de las frecuentes internaciones que sufrió Zulma Faiad en el sanatorio registramos la presencia fiel y constante del hombre que llenaba sus ojos de amor y su alma de consuelo. Melchor Arana, con su cara atravesada por los evidentes signos de la preocupación y el pesar por el sufrimiento de su novia, siempre era el primero en salir a recibir nuestra requisitoria, a la que correspondía con el afecto de un íntimo y que agradecía con la satisfacción del amigo. Pero cuando queríamos adentrarnos en el futuro lógico de la pareja, una vaguedad en las palabras nos colocaba otra vez frente al insondable “porqué”. ¿Por qué no pueden casarse?... ¿Qué misterio rodea las vidas de los agraciados jóvenes a quienes les sonríe el éxito, la fama y el dinero? ¿Cuál es el velo que opaca la sonrisa de “La Lechuguita", cuando pretende evadirse con una broma de la obsesiva pregunta?...

DISTANCIA
—Si..., él es el hombre de mi vida, pero no quiero atarme a la rutina del casamiento hasta tanto no me sienta segura de mí misma...
En otra oportunidad la respuesta tenía caracteres de verdadero sacrificio, por el amor al público que la consagró.
—Quiero devolver el afecto de los aplausos dedicando íntegramente mi tiempo a mi arte... Además, temo que mi amor se diluya en la costumbre del hogar...
Se llegó a decir que las acciones de la escultural artista estaban en baja en relación a la demanda que de su labor se había efectuado en temporadas anteriores.
Pero hay una verdad: su actual temporada en el teatro de la calle Corrientes, es el mayor éxito que registra su joven historial corno “vedette" de la misma. Los “bordereaux" son el índice inconstratable de su permanente vigencia en la demanda de la platea. Mal puede creerse, entonces, que haya bajado la cotización.
Pero en la soledad de su camarín constantemente está presente un interrogante. Mientras en la sala colmada de público todavía resuenan los atronadores aplausos que premian la labor y la belleza de la artista, y ella retorna fatigada en las reiteradas salidas para agradecer, con la sonrisa dibujada en su cara de niña traviesa, la está esperando el ceño adusto y el gesto fatigado de Melchor Arana, que no abandona un instante su afán de permanecer a la vera de la mujer que miles de ojos la estuvieron adorando hace un instante.
¿Y ella, qué?... ¿Habrá puesto distancia entre el hombre de sus sueños y la realidad de una vida que no la concibe en un porvenir bajo el techo íntimo de un mismo hogar?...
La pregunta es un desafío al que sólo responde el silencio tenaz, de una verdad inocultable... Pero que el amor del público está reclamando en la valentía de su mensaje...

Revista Radiolandia
7/4/1967
zulma faiad

ir al índice de Mágicas Ruinas

Ir Arriba