Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

LANDRÚ
EL ACUSADO DEL AÑO
Un año "mersa" ?. Un año "gordi"?..
Por JULIO LAGOS

¿Hace falta alguna presentación? Acaso decir que es uno de los más lúcidos observadores de la vida argentina. Por eso, nadie mejor que él para analizar a fondo el año que pasó. Porque fue un añito denso, ¿eh?... Bueno, pero eso es tema para Landrú, que va a contestar con toda la seriedad que tienen los humoristas. (Que por suerte es muy poca.) ¡Adelante, Demonio!

¡SALUD!
Landrú levantó su copa de refresco de muña-muña, y brindamos, pero poco. En realidad, a mí me interesaba más hacer el reportaje. Y al fotógrafo, claro, sacar sus fotos. Pero no podía, porque cada vez que lo intentaba, Landrú se ponía a gritar como un enfurecido:
—No, no, y no. . . ¡Jamás permitiré que se conozca mi cara!... Nada de fotos...
Y mientras se escondía detrás de los percheros, contestaba mis preguntas:
—¿Quién fue el mersa del año?
—Palito Ortega por su.
—¿Y el gordi del año?
—Juan Carlos Harriot (hijo).
—¿Y el quemado del año?
—Ringo Bonavena.
—¿Y el delirante del año?
—Nicolás Mancera.
—¿La empulpadita del año?
—Mercedes Harris.
Aquí fue cuando tuvo su primer desvanecimiento. Pero por suerte, su ama de llaves lo reanimó dándole un par de cucharadas de jalea real. Pudimos seguir:
—¿Cuál fue el disco del año?
—"El equipo de José", por Carlos Argentino.
—¿Y la boite del año?
—Mau.
También le pregunté cuál fue el mejor chiste que hizo en el año:
—La última tapa de Tía Vicenta.
—¿Y el peor?
—También. Por culpa de ese maldito chiste casi termino pidiendo limosna...
—A su juicio, ¿cuál fue la noticia del año?
—¿La noticia del año? Esta: "Hay tranquilidad en las Fuerzas Armadas". Se publicó en los diarios el 27 de junio.
Entonces le hice una pregunta tremenda:
—El humorismo del Barrio Norte, la filosofía gordi, lo "in", la diferencia con lo mersa, ¿no es una muestra de separación aristocratizante? ¿Ni siquiera un poquito? Decir "la gente pobre" en oposición a "la gente como uno", ¿es una cosa de la que Landrú se vale para divertirse y de paso para ganar buen dinero, o Landrú cree un poco de todo eso? ¿O Landrú —en el fondo— es una persona mersísima que se burla infinitamente de Mau, de lo "in" y qué sé yo?
Ajustándose el babero, me contestó lo siguiente:
—La página del Barrio Norte, que escribo desde hace dos años, no sé si es positiva o negativa. Ni me interesa. Trato de hacer en ella nada más que humor. Una crítica a una manera de vivir. Porque todo chiste es una crítica. Hasta el más inocente chiste sobre las suegras es una crítica. Tal vez con la página del Barrio Norte el humor que hago sea social. En la Argentina hay una gran clase media y una pequeña clase alta. Como la clase media quiere escalar posiciones y llegar a la alta, trata de no ser mersa y de parecerse lo más posible a lo que ellos
consideran bien. Por supuesto que todo esto, si bien existe, no hay que tomarlo a la tremenda. Lo hago para divertirme, sin la intención de lastimar a nadie. Y un síntoma es que la página del Barrio Norte la leen tanto gordis como mersas. Los gordis creen que me burlo de los mersas, y los mersas creen que me burlo de todas las María Belén que existen en el Barrio Norte. Estos chistes los hago exagerando un poco la realidad. Por eso han tenido éxito: porque satirizo algo que existe. Si no existieran estas clases sociales, no tendría gracia la página del Barrio Norte. Algo parecido ocurre con los chistes políticos: hacen gracia porque existen los políticos. Si yo hiciera un chiste sobre el general Currefuá, nadie se reiría por la sencilla razón de que el general Currefuá no existe.
Luego de una respuesta tan larga, comenzó a temblar, y tuvo otro desvanecimiento. Esta vez, el ama de llaves lo repuso con una taza de té de ruda. Y mientras el fotógrafo seguía intentando sacarle una foto, Landrú, contestaba que te contestaba:
—¿Qué le parece lo que pasó con la Universidad?
—Se actuó precipitadamente. Ahora se han unido comunistas y anticomunistas. Se podrían haber seguido dos caminos: actuar el primer día de la revolución, cuando disolvieron el Congreso y los partidos políticos. O haber solucionado la situación universitaria en el verano, cuando no hay clases. El método de la topadora nunca da resultado.
—¿Y qué piensa de la situación en Tucumán?
—El problema tucumano habría que arreglarlo de alguna manera. Hacer cambios,, modificaciones. Si la industria del azúcar ocasiona pérdidas, ¿por qué no instalar ingenios de sacarina? Por lo menos, los gordos saldrían beneficiados.
—¿Y qué le parece la política de impuestos?
—Bueno, todavía hay muchos impuestos que no se han creado: el impuesto a la inteligencia, el impuesto al baile flamenco, el impuesto a la minifalda, el impuesto a Villa Cariño, el impuesto a las picadas, el impuesto a la última fila de los cines, el...
También me dijo qué le parecía la devaluación del peso:
—Es algo que hace 20 años que vengo diciendo y no me canso de repetirlo. Sí el peso está tan bajo, ¿por qué en lugar de emitir pesos no emitimos dólares? Así por cada dólar que emitamos nos ahorraríamos como 300 pesos. ¿Me explico?
La conversación ya estaba en un plano intimista. Él fotógrafo había optado por no sacar ninguna foto, ya que era imposible. Y el ama de llaves seguía llenando nuestras copas con refresco de muña-muña. Era el momento preciso para lanzar esta pregunta:
—¿Extraña a Tía Vicenta?
—No ha muerto. En cualquier momento puede reaparecer. Por ahora no conviene, porque Tía Vicenta fue y será ciento por ciento política. Y ciento por ciento política significa eso. No sé si me explico.
—¿Y María Belén.. . ?
—María Belén es la sobrina de Tía Vicenta. Pero como es menor de edad, no se dedica a la política. Apenas un poco a la actualidad frívola. Apenas un poco de entrelineas. Pero, a medida que los acontecimientos lo permitan, irá incursionando en la política. Pero nunca en un ciento por ciento. A lo sumo en un setenta.
—¿Qué le parecieron las hazañas espaciales que hubo en 1966?
—Al principio me impresionaban. Pero ahora, por la repetición, me he acostumbrado. Y me aburren un poquito. Espero que muy pronto envíen un hombre a la Luna. Aunque me temo que cuando lleguen van a encontrar a muchísimos. Por lo pronto, yo conozco a varios que desde hace tiempo están.
Landrú también opinó sobre Vietnam:
—La situación en el Vietnam, a pesar de que muchos no la entienden, es clarísima: resulta que Ho Tie Ninh, junto con Ke Lian y Nie Ti Píng, se oponen a que Cou Tse Son y Na Tha Lie le pidan a Nu Tiev Son y Ho Chu Lin. ..
—¿Y qué dice de la disputa ideológica entre China y URSS?
—En China vs. URSS, prefiero que gane URSS. En USA vs. URSS, prefiero que gane USA. Y en USA vs. Boca, prefiero que gane Boca. Soy hincha de Boca por parte de madre.
—¿Qué le pareció el programa de Tato Bores?
—Tato Bores es el primer actor cómico de actualidad política, muy bien apuntalado por el eficacísimo César Bruto. Demostraron ambos gran experiencia y salvaron la plata después de la revolución, ya que pudieron terminar el ciclo con algunos cambios sobre la marcha. Y lo terminaron inteligentemente, más insinuando que diciendo.
—¿Cuál es su punto de vista sobre el Concilio?
—Los tiempos pasan y la Iglesia tiene que modernizarse, pero no hasta el punto de que los sacerdotes usen minifaldas.
—¿Y sobre el control de la natalidad?
—Es privativo de cada persona. Pero a veces puede resultar perjudicial: no creo que a un caballero sin hijos lo designen ministro.
El ama de llaves seguía sirviendo refresco y haciéndose cruces porque hablábamos de un montón de casos de separación y de adulterio. Sobre esto Landrú dijo:
—Tal vez el alto índice de separaciones y de adulterio se deba a que cada vez es mayor la cantidad de personas que nacen bajo el signo de Capricornio.
Por supuesto, no podíamos dejar de hablar del equipo de José.
—A pesar de no ser hincha de Racing, me alegro de que el equipo de José haya ganado el campeonato, porque modificó una mentalidad muy común en nuestros equipos: Racing salió a ganar los partidos.
También recordamos la visita del príncipe Felipe:
—Yo creo que el príncipe Felipe vino a jugar las Malvinas en un partido de polo. ¿Y usted?
Hablando de las Malvinas.
—La invasión era un hecho previsible. En un país de delirantes como el nuestro, cualquier cosa es posible.
—Dígame, Landrú, ¿usted cree que habrá otro golpe?
—Nada es imposible. ¿Acaso no le he dicho que vivimos en un país de delirantes?
—Este año se agudizó la polémica entre monetaristas y estructuralistas. ¿Usted qué prefiere?
—Espere un momentito, que se lo voy a preguntar a Alsogaray.
—Y qué le gusta más, ¿un país agrícola-ganadero o un país industrializado?
—Un país agrícola-ganadero-industrializado.
—En 1966 se renegociaron algunos contratos petroleros, se volvió a hablar del tema. ¿A usted qué le parece?
—No estoy conforme ni con Frondizi ni con Illia. Había contratos buenos y malos. Los malos están bien anulados. Los buenos, no. ¿Vieron qué sensato soy?
—¿Este año fue un opio o un amor?
—Fue un opio hasta el 28 de junio, y luego un amor. ¿O fue al revés?
—¿Hay alguna solución para el país ?
—Sí, hay una. Pero no se la pienso decir. En una de esas me la plagian.
Por último, le pedí un horóscopo para 1967:
—Subirán las papas. Las Malvinas serán nuestras, pero no mucho. Subirán los garbanzos. Alsogaray hablará por TV. Subirá la carne de chanchito. De Italia llegará un señor. Subirán los fideos. Devaluarán el peso. Subirán los chinchulines. Pararán los transportes. Subirán las lentejas. Marta Minujin organizará un happening. Subirán. ..
El reportaje había terminado. ¡ Qué papelón !

Recortes en la crónica_______________
¿SOMOS TRISTES?
—Todo el mundo dice que los argentinos somos gente triste, solemne. Que no nos reímos, que le tenemos miedo al ridículo, con perdón de la palabra. ¿Qué opina usted? Este año que pasó, ¿hemos sido muy tristes? ¿O nos hemos reído con más ganas?
—Puede ser que los argentinos le tengamos miedo al ridículo y que seamos solemnes. Pero detrás de esa solemnidad tenemos un gran sentido del humor. He notado esto en los diferentes campeonatos que organicé en Tía Vicenta y en María Belén: campeonato de mersas, pirujas, gordis, quemados y delirantes. Me llegan todos los días muchas cartas graciosísimas, con un humor de primera. Y nadie, salvo rarísima excepción, se ha enojado o sentido molesto al verse aparecer en el campeonato. Además, basta con ir a una cancha de fútbol para comprobar el humor nato del pueblo argentino. Vea, hace pocos días llegué del Brasil. La diferencia entre los argentinos y los brasileños (por lo menos los cariocas) es que nosotros nos tomamos las cosas a la tremenda y llegamos a odiarnos por pequeñeces. (Boca contra River, Piazzola contra De Caro, peronistas contra antiperonistas, azules contra colorados, conciliares contra preconciliares, etc., etc.). En cambio en Río no le dan tanta importancia a las rivalidades, y se pasan el día en la playa, la noche bailando sambas y buscando disfraces y nuevas músicas para el próximo carnaval. Son más felices, menos solemnes, más naturales y tal vez más infantiles. Casi no hablan de política, y si lo hacen es para hacer chistes sobre Castello Branco o Costa e Silva. Uno muy bueno que oí es que Costa e Silva va caminando por la calle, pasa una paloma volando y deja caer un recuerdo sobre su cabeza. Costa e Silva se toca con un dedo el lugar donde cayó el recuerdo, se lleva el dedo a la nariz y exclama preocupado: "¡Se me ha abierto la cabeza!" En cambio los argentinos, si bien tampoco nos quedamos atrás en materia de chistes, vivimos demasiado preocupados, rabiosos y politizados. En cuanto llegué a Ezeiza, lo primero que oí fueron los comentarios sobre el mensaje del presidente, en forma bastante amarga. En Brasil, en cambio, la política pasa a un segundo o tercer plano. Y esto no ocurre sólo en la clase alta o media. Sino también en el pueblo, que es mucho más pobre que el nuestro en general y con mayores motivos para estar más rabioso.

ONGANIA
—¿Qué opina de Onganía?
—Prefiero no opinar del presidente. Como soy humorista, tendría que hacer un chiste o dos. Pero como al presidente no le gustan los chistes, a pesar de que los que yo le he hecho nunca han sido de mala fe ni con intención de herirlo, he resuelto nunca más hacer chistes sobre él. Ni siquiera cuando deje de ser presidente.

Revista Extra
01/1967



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