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Revista Siete Días Ilustrados
21.01.1974
carta
Entre los esteros del Iberá y los valles de Galilea existe casi la
misma distancia que entre el cardiocirujano René Favaloro y el
tangólogo (y nostálgico yrigoyenista) Julio Jorge Nelson. A simple
vista, no resulta sencillo a una revista de interés general
estrechar esos polos sin caer en fáciles concesiones, sin
chabacanizar los textos y, sobre todo, preservando la identidad de
los parajes visitados y las personalidades que se entrevistan.
Este número, precisamente, es una buena demostración de ese
ejercicio de polifacetismo que a diario nos agobia y solaza
simultáneamente. Aquí —cosa curiosa— la dispersión y la permanente
necesidad de optar entre temas harto disímiles constituyen una
gimnasia que procura no sólo responder a los gustos del lector,
sino a orientar esos gustos. Si las fotos de Brigitte Bardot
(página 34 y siguientes) están destinadas a halagar el buen
criterio estético de sus admiradores, el reportaje que las
acompaña propende a descubrir la cara oculta de una mujer que
ingresa al otoño de su vida y que ya no tiene muchas ganas de
codearse con la tontería. Se trata de un texto agrio, nada
"fácil". Las declaraciones de Favaloro (página 28), que no son
comparables, están sin embargo teñidas de esa misma severidad,
tanto como el informe que el secretario Jorge Madrazo escribió a
su vuelta de Tel Aviv (página 46), en donde descubre un paisaje
hasta ahora inédito, y contrapuesto a las virulencias de la
guerra, de la realidad israelí. Por último, el reportaje a Nelson
(página 56) se estructuró de manera que Gardel constituyera apenas
un remoto motivo de curiosidad. Casi una insolencia.
Liana Lagos, que aparece en la tapa de este número, posó para el
fotógrafo Mariolino Castellazzo.
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